Luís Pardo nació en la Incontrastable Villa de Chiquián en Ancash-Perú, el 19 de agosto de 1874.
El Bandolero Romántico, le decían: Ídolo de las mujeres, rico ganadero y corazón generoso, para unos; delincuente peligroso y cuatrero incorregible, para otros. Este es el perfil que describe de él, Alberto Carrillo Ramírez, en su libro "Luís Pardo, El Gran Bandido".
La aparición de este Robin Hood, motivo el terror de los hacendados y mineros de la sierra norte del Perú que hicieron una bolsa para vengar sus fechorías. Luís Pardo robaba y repartía este botín entre los pobres.
El gobierno de Augusto B. Leguia organizó un destacamento para capturarlo. Desde Lima salió un contingente de medio centenar de gendarmes al mando de Álvaro Toro Mazote. Fue acribillado el 5 de enero de 1904, muriendo a los 35 años. Desde entonces quedó la leyenda de sus hazañas.
En el pueblo de Chiquián, sus paisanos, le han levantado un monumento en recuerdo de su memoria y la leyenda popular que se ha tejido en torno a su figura: un icono del imaginario popular.
La figura de Luís Pardo como revolucionario y justiciero social se ha extendido con éxito en los diversos pueblos del norte andino y costeño peruano que lo han visto como un protector de los desamparados y de los ofendidos. De allí su leyenda social junto a otras figuras del bandolerismo como Froilán Alama (figura romántica, audaz, generosa del bandolerismo de Piura) y Eleodoro Benel (en Cajamarca), así como el Naún Briones (líder de los campesinos mestizos, pobres y arrimados en Loja-Ecuador).
El cantante folk. ancashino; Jilguero del Huascaran. le ha brindado un tributo en su canción Verdades que amargan de gran vigencia en el imaginario popular de los pueblos de Ancash.
El Bandolero Romántico, le decían: Ídolo de las mujeres, rico ganadero y corazón generoso, para unos; delincuente peligroso y cuatrero incorregible, para otros. Este es el perfil que describe de él, Alberto Carrillo Ramírez, en su libro "Luís Pardo, El Gran Bandido".
La aparición de este Robin Hood, motivo el terror de los hacendados y mineros de la sierra norte del Perú que hicieron una bolsa para vengar sus fechorías. Luís Pardo robaba y repartía este botín entre los pobres.
El gobierno de Augusto B. Leguia organizó un destacamento para capturarlo. Desde Lima salió un contingente de medio centenar de gendarmes al mando de Álvaro Toro Mazote. Fue acribillado el 5 de enero de 1904, muriendo a los 35 años. Desde entonces quedó la leyenda de sus hazañas.
En el pueblo de Chiquián, sus paisanos, le han levantado un monumento en recuerdo de su memoria y la leyenda popular que se ha tejido en torno a su figura: un icono del imaginario popular.
La figura de Luís Pardo como revolucionario y justiciero social se ha extendido con éxito en los diversos pueblos del norte andino y costeño peruano que lo han visto como un protector de los desamparados y de los ofendidos. De allí su leyenda social junto a otras figuras del bandolerismo como Froilán Alama (figura romántica, audaz, generosa del bandolerismo de Piura) y Eleodoro Benel (en Cajamarca), así como el Naún Briones (líder de los campesinos mestizos, pobres y arrimados en Loja-Ecuador).
El cantante folk. ancashino; Jilguero del Huascaran. le ha brindado un tributo en su canción Verdades que amargan de gran vigencia en el imaginario popular de los pueblos de Ancash.
Armando Arteaga
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